-Doña Puri, Viuda y con hambre, todavía-
“Admirados señores y señoras, en primer
lugar quiero agradecer el programa y el consultorio que tanta compañía nos hace
en las noches de éstos domingos que debemos permanecer clausurados en nuestras
casas, sin poder salir por el confinamiento, para evitar contagios del covid
ese.
Estoy
aprendiendo mucho. Ojalá, hace años, nos hubieran explicado las cosas del sexo
tan claritas. También quiero manifestarle al señor Lorenzo que tiene una voz
que fascina y “me pone”, como decís ahora.
Mi nombre es
Puri de Purificación, tengo 69 años y llevo trece sin mi Paco, es decir de
profesión viuda, y por consiguiente sin tener nada de un hombre dentro mío.
He de confesaros
que los viernes tarde-noche en el baile del centro de mayores siempre me he
apretado bailando a los hombres que me han sacado a bailar, tanto viudos, como
casados, incluso con sus mujeres delante, de esas que siempre andan de
cotilleos y hablando del famoseo dejando descuidados a sus machos que solo
piensan en hincar y apretar la cebolleta (como se decía antes). Al llegar a
casa sofocada y con ganas, todos los viernes noche, me he tocado y acariciado,
ahí abajo, pero no he llegado a esa explosión que dicen que es un orgasmo.
Dos amigas,
mayores que yo, también viudas y mas lanzadas me han dicho que me compre un
vibrador de esos, van fenomenal y les lleva a la gloria, dicen.
Tengo
vergüenza y algo de repulsión por esos trozos de plástico que parecen salchichas
gigantes, los hay hasta de color negro, con ventosas, me han dicho. Qué diría
mi Paco si me viera en un sex shó y usar esos artilugios. Pero, quizás, sea
mejor eso que desear con tanto fervor la llegada del baile de los viernes para
rozarme y pegarme a esas braguetas y trabucos hinchados de algunos paletones setentones
que parecen con el servicio militar recién cumplido.
¿ Qué me
aconseja usted, señor Lorenzo ?
¿ Podría
lastimarme la zona, después de tantos
años con mi cueva cerrada a cal y canto ?
También me
han dicho, mis amigas, que ellas se cortan los pelos de “ahí”, ¿es eso bueno?
¿Puedo coger infecciones?, claro que ellas sí “mojan”, como se dice ahora.
Siempre agradecida se despide su incondicional, Purita.
Respuesta:
Apreciable
Purificación:
Te
agradezco tus estimulantes palabras y debo rogarte que me disculpes por retrasarme con la contestación. Como
atenuante voy a reconocer que tienes razón, mi programa está resultando un
rotundo éxito y se me acumulan las consultas, tanto por carta, como por email y
en el contestador automático de la emisora. Esta circunstancia me tiene en
un sin vivir y apenas me queda tiempo para repartir flayers por los coches, labor con la que pago
mis investigaciones epicúreas, además de que ahora me he apuntado a una piscina
porque el vicio me va dejando en los huesos y hay que esforzarse para seguir en
la brecha o, según se quiera decir, de raja en raja. Un
consejero sexual tiene que ir acumulando experiencia, cuestión imprescindible
para sacar buenas conclusiones.
En fin, vamos a lo que te ocupa-preocupa
y a lo que no.
Reclamo tu atención hacia la mujer que
eres o representas, estás en una edad tan maravillosa, 69. ¡Ay! Qué me pongo
malito solo de pensar en este cachazo que tengo para que, por tus adentros, te
enrede lo que echas a faltar de tu buen Paco. Mira, tampoco creo que con él la
cosa estuvo para considerarla del otro mundo, de haber sido así, de locura, no
hubieras aguantado más de dos años sin salchichón.
A mi entender y situándonos en el
presente, en estos dos números tan bien ensamblados como el yin-yang, 69, veo un dueto en el que, a falta de quien te
ponga contenta, yo te marcaría una partitura en la que tú serías la soprano y
mi menda haría de tenor. Es decir, tú emitirías unos dios mío tan en agudos que
romperías los cristales del edificio y, en cuanto a mí, tengo muy buena lengua
y ya está bien entrenada gracias a mi viudedad.
Ay, si no tuviera este chollo con mis
clientas más jovencitas, ahora mismo te daría mi teléfono y te cascaría cuatro
orgasmos por videollamada.
Puri, para ir introduciéndote en el
tema, déjame llamarte Putificación. Pero, antes de seguir, quiero hacerte unas
preguntas: ¿Tú, con tu Paco, no serías como mi Carmen conmigo? Ella se hizo
difunta sin haber embocado más rabos que el de toro y/o el de cerdo? ¿Tu Paco no te jugaba por ese sitio que
señalas tan cursimente como “ahí abajo”? Seguro que no lo hizo bien.
El caso es que ahora tú ya eres divina,
la suma sacerdotisa del templo. Déjate de bailes con olor a Nenuco, Massimo
Dutti y naftalina. Lo único que sube en esos antros veniales es el precio de la
Viagra. Entra en la sección de contactos para tener sexo, ya sea on line o en
carne viva. Una mujer de tu edad debe tener amantes jóvenes para pasar los
fines de semana sin salir de la cama, salvo para que te den goce por todas las
oquedades de tu cuerpo y en cada soporte de tu casa. ¡Dios! Que te apretaran
contra la mesa del salón y fueras penetrada desde atrás. Conteniendo los
orgasmos para no correros, eso que se llama sexo tántrico, es lo más. Piénsalo
bien.
Tú, los viernes, te vas a casa con unos
calentones descomunales, vamos, que te imagino deseando cruzarte con el
violador del ascensor para implorarle. Claro que te recomiendo los consoladores
y lubricantes de sabores. Sí. Y no solo para cuando estás sola y desesperada,
también para cuando engatuses a uno de esos chavalotes, tipo bombero de los que
salen en calendarios solidarios luciendo un cuerpazo de hierro y nacido para
apagarte los fuegos que se te encienden con los maridos de otras.
Puri, esas mujeres que están aburridas
y hablan de los pingajos de Sálvame, igualmente están mirando a ver cómo le
levantan la minga al marido de su mejor amiga, aunque sea para sentirse
superiores por cualquier banalidad del orgullo caprichoso. Seguro que más de
una vez habrán caído en las redes de alguno de ellos y que, para colmo de
males, los nervios y la edad hicieron presencia y no hubo más enrojecimiento
que el de la vergüenza.
Putificación, hazme caso y modernízate.
Hasta puedes forrarte, si yo te distribuyo la publicidad. Imagínate una tarjeta
que diga: Putifícate con la gran
Putificación. Sexo vintage nacional con sabor a importado por cincuenta euros.
69 años de experiencia y privaciones, todo ello a disposición de tus sueños no
alcanzados aún. Solo para hombres que no rebasen los 35 veranos. La copa es por cuenta de la casa.
Puri, conozco imprentas que te harán
los flayers muy baratitos, por supuesto que yo me llevaría algo -aquí no me
pagan y debo buscarme la vida-, y hay muchos jóvenes y bomberos, también
policías, médicos, ingenieros y hasta legionarios, a los que les pone el sexo
vintage. Tú y yo ganaríamos dinero y, si me tienes contento, también te dejaría
que me hicieras alguna mamadita pero, todo esto, sin que se enteren en la
emisora. El jefe es un borde y no vaya a ser que, por echarte una manita “ahí
abajo”, me despida.
¿Te imaginas abriendo la hucha, la del
dinero y la de la entrepierna, dejando que un jabato de 25 años te apriete
mientras rompes las uñas clavándoselas en los glúteos para que te meta su
serpiente y el veneno hasta el ombligo? ¡Lánzate ya a la caza del guerrero!
Puri, los hombres somos unos mindundis
y bailamos a vuestro son. Ahí es donde tienes un consolador de carne y sin
hueso. Un miembro calentito con el que puedas jugar a tu antojo, mientras
lubricas tu vagina para que te penetre hasta donde el ansia haga que gimas de
placer y te retuerzas. Has de saber que las mujeres tenéis más de ocho mil
terminaciones nerviosas en ese montecito de Venus, en ese pubis que te imagino prontamente
bien depilado para que el joven te devore como si fueras una exquisita crema
catalana, más que unos espaguetis a la boloñesa que mal se enredan por la
campanilla y entre los dientes. ¿Ves que tus amigas bien saben las ventajas del
depilado?
Yo, si no quieres profesionalizarte o
mientras lo piensas, te puedo dar alguna orientación práctica y enseñarte a
restregar un pene entre los senos y el canalillo, también a lo que es hacerte
una buena paja mientras masturbas al mozo. Puedes correrte, solo con rozar su prepucio contra tu clítoris toda vez
que, con la otra mano, te refriegas los ocho mil puntos del pubis.
Estoy siguiendo por Internet un curso
de hipnosis y te propongo un ejercicio para despedirnos y yo hacer prácticas.
Tendrás que contarme si ha salido bien. Va:
Relájate un momento y visualízate
despelotada sobre la cama. Un cliente joven y curtido por el deporte te devora
las tetas mientras tú, con una mano, aprietas su polla y se la meneas como
quien tira del cordel para hace sonar las campanas de la iglesia en un día de
gloria. Resoplas, jadeas y le volteas para sentarte sobre la dureza de un pene
ardiendo bajo esos nervios placenteros de tu pubis. Colocas su escroto entre tu
vulva y vuelves a masturbarle pero, esta vez, sintiendo que la polla es tuya,
que te nace a ti, que el macho alfa eres tú.
Dale unos cachetitos en el culete, toda vez que continuas cascándote la
polla que te arde, que a fuego y calambres te pide estallar. Córrete. Córrete y
que el semen de tu volcán salte como lava. Córrete, grita y que tu flujo sea
néctar. Córrete y no dejes de acariciarte, ahora suave, el sexo que te late
para darte las gracias por hacerle vivo y por hacerte viva a ti.
Ahora bien, Putificación. Aquí, ya
desahogada, he de decirte que te despojes de taras y comiences a plantearte el
sexo, también, con alguna amiga. Si no te atreves con conocidas, yo puedo
presentarte alguna cliente jovencita que se lo haría contigo. Mira, hasta me
apuntaría yo.
Puri, si no te has calentado y llegado
al orgasmo haciéndote tú una paja, perdón, masturbándote mientras me lees, es
porque no estás a lo que hay que estar y tienes prejuicios tontos.
Deja en paz a tu Paco, él se estará
tirando a Greta Garbo, a Sara Montiel y hasta puede que a mi Carmen. También en
el cielo se folla, tanto o más que en el infierno y, por supuesto, más que en
la tierra.
¿De dónde crees que vienen los angelitos y los demonios?
Lorenzo
Rodríguez “Aborto Chipirón”.
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