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APORTACIONES de Creadores:

miércoles, 24 de marzo de 2021

"Jaque entre Damas", autor: Henry Marfrafe

 

            Elisa tardó en encontrar un pseudónimo que la convenciera, terminó eligiendo un nombre de usaría muy de moda entre las niñas de corta edad, Frozen. Princesa rubia, como ella, que además de popularizarse gracias a la factoría Disney traía intrínseca similitudes con la reina de las nieves de Hans Christian Andersen, autor que no hacía mucho tiempo había releído.  Elisa, además de una entusiasta del Ajedrez, era una gran lectora, una devoradora de libros, mejor dicho.

            Fabiola, desde su Perú natal, adquirió el amor al Ajedrez por su abuelo Ricardo y las partidas que a cada atardecer la enfrentaban a la paciencia y sabiduría de su abuelo. Precisamente el no solo la enseñó a mover las piezas, cuando niña, también, a medida que iba creciendo, le mostró diferentes estrategias establecidas y de uso normal entre consabidos jugadores: enroque, gambito de dama, salida siciliana. También curiosidades históricas algo más rebuscadas, como la transexualidad que adquiere el peón que atraviesa, pasito a pasito, todo el tablero y llega a convertirse en Reina-Dama. La refirió los inicios asiáticos y orientales del juego de las sesenta y cuatro casillas en tablero cuadrado. Es atribuido a los españoles la incorporación de la figura de la Reina-Dama al juego para dar agasajo y subordinación a su Reina Isabel II la voraz y androfílica. Así, la nueva figura, además de lucir la más alta del tablero podría moverse, por el, a su auténtico antojo a su real apetencia, de adelante a atrás, en diagonal sin limitaciones de casillas, todos unos privilegios que musulmanes y asiáticos no hubieran consentido a ninguna fémina 


    Elisa buscó contrincante sobre una universal y fantasiosa lista de usuari@s para iniciar, on line, algo nuevo para ella. En aquella plataforma de juegos vía internet, tenía muchos seguidores el Chess Strip tease, una modalidad picantona de Ajedrez que consistía jugar ajedrez y desprenderse, frente a la cámara del ordenador, de prendas de vestir al perder alguna ficha fuera de los peones. Tras dos meses de confinamiento, soledad y aburrimiento cotidiano por culpa de la pandemia mundial por un bichito bautizado como covid 19, le apeteció salir de la monotonía y poner algo de picante sobre los treinta y dos personajes que formaban sobre el cuadriculado y virtual tablero. Sus dieciséis guerreros (piezas) defenderían su pudor e integridad textil y en el peor de los casos llegaría al desnudo completo con el temido jaque mate que le  ofrecería su contrincant@.

 Elisa, léase Frozen, en la partida de Chess Strip tease, la princesa rubia como ella, se detuvo en Fabiola que, para los envites guerreros del ajedrez, se hacía conocer como Lara Croff. Prefería una adversaria morena, latina, por aquello del contraste entre sus colores de piel. Una vez sombreadas las modalidades de juego:  nivel 2/4 (iniciación-pro) / Spanish language / Game without sound / other player: Lara Croff, respiró lentamente como si de unas trascendentes decisiones vitales se hubiera liberado. Fabiola tardó cerca de un minuto en aceptar la partida. En ese momento las pantallas de sus ordenadores se dividieron en tres cuadrados, uno, el tablero virtual y otros dos para cada una de sus vídeo cámaras de ordenador, donde podrían verse pero no se comunicarían vía conversación de chat que ofrecía el propio juego, incluso Elisa (Princesa Frozen) y Fabiola (Lara Croff) contemplarían sus pliegues de piel mas oculta a medida que la partida tomara forma e importancia.

Tras una sonrisa, un movimiento alborotado de las manos y el magnetismo de sus miradas durante un instante, que pareció una eternidad, comenzó la partida; a Frozen le fue asignado el ejército blanco, por ser la buscadora de partida. 

      

    Habían leído las reglas y se confesaron mutuamente que era su primera partida de Chess Strep Tease, esta modalidad es idéntica al ajedrez clásico, solo se diferencia en el pago (desprenderse de una prenda de ropa) cada vez que el contrincante “come” una pieza importante ajena: torres, alfiles, caballos, dama y el jaque mate que obliga al desnudo total del vencido. Los humildes peones, son ignorados en tales situaciones. 

La atracción fue mutua, desde el primer momento y del flechazo de sus miradas pasaron, rápidamente, a examinarse rostro, pelo, hombros, escote, los gestos de sus bocas, manos, que era cuanto las videocámaras mostraban de la contrincante.

-Qué rubia eres, Frozen (tecleó Lara Crof)

-Somos cara y cruz de la misma moneda, tu tez tan tostada, tan matizada, pareces esculpida en madera de teka.

-Por fin estar frente a alguien sin mascarilla y casi a dos palmos de distancia.

            Nerviosas, iniciaron el juego. Elisa-Frozen eligió un peón 4-rey. Fabiola-Lara eligió replicar el movimiento. A los veinte minutos de partida y tras un inocente intercambio de peon@s cayeron en la cuenta que el tiempo que transcurría, entre un movimiento y el contrario, no era empleado en pensar estrategias para sus figuras, sino que era un suave transcurrir en una contemplación enamorada que imantaba y compartían las jugadoras.

             Una inteligente emboscada al alfil-reina de Fabiola obligó, a ésta, a desprenderse de la primera prenda.

            -Imagino que con otr@s jugadores hubiera comenzado por los calcetines, el cinturón o hasta los pendientes (como me había sugerido un experto amigo jugador), pero contigo, oh princesa Frozen no mereces tales remilgos y bajezas; dijo al tiempo que se desprendía de una camiseta que lucía la frase ecologista: “Salvemos la Amazonía”.

         -No conozco el amazonas, pero no lo imagino mas hermoso y vital que tu contundente pecho y sus contornos. Lara eres muy bella. No imaginaba… (dijo admirada Elisa)

        -¿Sabes una cosa Frozen? (tecleo Fabiola), estoy deseando “comerte” ese caballo o el alfil que tanto me están obstaculizando para darte mate y de paso…

       -Pues te anuncio, Lara, que bajo el top negro, solo mi blanca piel espera a mi contrincante, a propósito el granate sobre tu piel marida a la perfección, que sujetador y que relleno mas lindo.


        -Estás desconcentrándome, Frocen jajaja. Ansías ganar la partida tanto como yo y luchas por distraer mi estrategia.

       -Siento mis rosados pezones encrespados, duros, como las Torres que protocolariamente guardan las cuatro esquinas del tablero.

        -No aguanto mas (tecleo Fabiola) al tiempo que hacía desaparecer su mano y antebrazo derecho por debajo del teclado, la mesa y como es lógico del alcance de la cámara.

        -Esperaté a terminar la partida.

        -Palpándome te siento muy cerca, quiero más.

Frozen, mientras se mordía los labios, la dijo: solo acordando unas Tablas podremos terminar el juego y salir del tablero hacia un vídeochat donde nuestra intimidad y placer no sean cuestionadas y allí podamos viajar juntas abrazadas por la imaginación de nuestras mentes, ahora, ardientes


    Ya eran las cuatro: Fabiola y Elisa y Lara y Frozen las que convirtieron sus dedos corazón y anular en pinceles que subían y bajaban, con frecuencia pareja, por sus entreabiertos labios inguinales emanando el fluido mágico.

    Sincronizadas y lascivas por sus miradas cristalinas y risueñas, movieron sus Reinas-damas al suelo del tablero digital con sus humedecidos dedos que dejaron las pantallas táctiles pegajosas, lo que no sabía la máquina, la aplicación, es que el juego entre Elisa y Fabiola se trasladaba a la intimidad de otros espacios cibernéticos o incluso al, mas cercano, encuentro por vídeo llamada al celular. Antes del game over final tuvieron tiempo de teclear el número de sus móviles, después el fundido a negro de la pantalla las absorbió trasladándolas a otras ocultas y magnéticas latitudes.

Autor:  Henry Marfrafe